Insulza tiene una llegada a la DC que los actuales candidatos PPD o PS no tienen. El propio Frei, una vez que perciba que los vientos no soplan a su favor, podría constituirse en un aliado poderoso del ministro del Interior.
«No puedo ni quiero ni debo ser candidato», sostenía Arturo Alessandri pocas semanas antes de competir en octubre de 1931 por la Presidencia de la República con Juan Esteban Montero. No le fue muy bien en esa ocasión, pero los políticos suelen estar disponibles cuando se presentan las oportunidades. Por lo demás, las circunstancias de la época instalarían al León, pocos meses después, nuevamente en La Moneda. Tal vez, nuestro ministro del Interior no tenga las enormes ambiciones políticas de Alessandri Palma, pero no cabe duda de que es un político «de tomo y lomo». Por eso, más allá de las enfáticas declaraciones que ha realizado, cuesta creer que su nombre no esté eventualmente disponible para disputar una carrera por el sillón presidencial, ése al que tantas veces se ha acercado como Vicepresidente en los últimos años.
Es cierto que sus posibilidades de llegar a recibir la banda presidencial de manos del Presidente Lagos en marzo de 2006 son pequeñas. El alcalde Lavín, a pesar de que no despierta la adhesión de hace dos años cuando su elección como Jefe de Estado en 2005 parecía definida, sigue siendo un candidato fuerte y mantiene muy arriba las opciones de instalarse, en 18 meses más, en el palacio de gobierno. Pero las demás figuras concertacionistas, con la excepción de Michelle Bachelet, tampoco parecen gozar, en estos momentos, de una chance real.
En el caso de la ministra de Defensa, aunque registra un envidiable desempeño en las encuestas que no puede soslayarse, hay dudas razonables tanto respecto de sus verdaderas potencialidades electorales como de su real voluntad de asumir una candidatura presidencial. Más allá de aquellos que se arrogan su representación, no se percibe un equipo o una estructura que le sirva de plataforma una vez que abandone el Ministerio. Por supuesto, siempre el Partido Socialista puede ser una plataforma de última instancia, pero el partido de Martner no parece ser lo que ella necesita para proyectar su candidatura.
A Insulza, en la confusión de candidaturas actuales, no le conviene saltar al ruedo. La alternativa de mantenerse en el gabinete durante el mayor tiempo posible es muy atractiva. Después de todo, el principal activo de la Concertación es el Presidente Lagos. La posibilidad de beneficiarse de ese activo se hace más difícil una vez que se está fuera del gabinete. La opción de quedarse se está desvaneciendo rápidamente para las ministras Alvear y Bachelet. La presión para que renuncien a sus cargos se está volviendo insostenible. Negando su disponibilidad para ser candidato el ministro del Interior, en cambio, la evita.
Además, no es muy claro cómo resolverá la Concertación entre las actuales candidaturas. Las primarias abiertas y competitivas parecen estar perdiendo fuerza. Después de todo son caras y generan heridas que no son fáciles de sanar; menos ahora donde los niveles de crispación política en la Concertación son altos. Hay esperanzas en los líderes concertacionistas de que las elecciones municipales puedan ir desentrañando el camino. Sin embargo, tanto los resultados como las interpretaciones de los mismos parecen a estas alturas un puzzle difícil de resolver. Un buen resultado para la Democracia Cristiana hace difícil oponerse al «mejor derecho» que este partido defiende para que el abanderado concertacionista sea de sus filas. Sin embargo, ese resultado no es tan evidente. El partido lleva buenos candidatos a algunas alcaldías, pero en comunas donde obtuvieron altas votaciones. Se ve difícil que puedan mantener esas votaciones por el desgaste del partido y de la Concertación. Los resultados de las elecciones de concejales, por otra parte, son un misterio. Cuesta creer, entonces, que las turbulentas aguas concertacionistas puedan aquietarse después de ese 31 de octubre.
Vendrá un costoso proceso de negociaciones. Pero la coalición oficialista, más de alguna vez, ha mostrado capacidad de ponerse de acuerdo. No cabe duda de que en ese proceso el ministro Insulza jugará un papel central y no hay que descartar que pueda emerger como la figura de consenso. Después de todo fue muy leal con el Presidente Frei y lo ha sido, en general, con la DC. Indudablemente, tiene una llegada a esta tienda política que los actuales candidatos PPD o PS no tienen. El propio Frei, una vez que perciba que los vientos no soplan a su favor, podría constituirse en un aliado poderoso del Ministro del Interior dentro de la DC. Más aún si se piensa que la dirigencia de su partido ha sido bastante injusta con él. Insulza, además, es un hábil negociador y será capaz de aprovechar la principal debilidad de la DC. De los 12 senadores democráticamente elegidos, diez deben renovarse en 2005. Sólo 2 son relativamente seguros para ese partido. Hay, entonces, una posibilidad de que Insulza se levante como el abanderado concertacionista. Y, qué duda cabe, sería un formidable candidato.