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Un Chile Vamos sin primarias

Ariadna Chuaqui R..

Un Chile Vamos sin primarias

Una primaria de Chile Vamos –bien ejecutada, con candidatos definidos desde un inicio y una campaña con despliegue territorial– habría sido una oportunidad para posicionarse como un bloque cohesionado y con un proyecto diferenciado del Partido Republicano y del PNL.

En una columna anterior, destaqué la relevancia del período previo a la inscripción de las primarias, etapa en que los bloques partidarios se conforman y se presentan oficialmente ante el electorado. También señalé que, en las semanas siguientes, se definiría si se consolidaban dos grandes primarias –una por la izquierda y otra por la derecha– o si las fuerzas políticas optarían por competir de forma fragmentada. Aunque entonces hacía referencia a una eventual primaria de derecha que incluyera a Evelyn Matthei (UDI), José Antonio Kast (Partido Republicano) y Johannes Kaiser (PNL) –y que hoy sabemos con certeza no ocurrirá–, la descoordinación al interior de Chile Vamos en estas últimas semanas sigue evidenciando la relevancia de la etapa de definiciones previas a las primarias.

La seguidilla de amagues por parte de Chile Vamos para organizar una primaria “improvisada” o “exprés” entre Matthei, Rodolfo Carter (independiente, ex UDI), Francisco Chahuán (independiente, ex RN) y Luciano Cruz-Coke (Evópoli) culminó este lunes, a una semana del cierre de las inscripciones, con el anuncio de Matthei de que finalmente no se realizará y que ella competirá directamente en primera vuelta. Con ello, se concreta un hecho inédito: esta será la primera vez que Chile Vamos no tendrá una primaria para definir su candidatura desde que se instauró la posibilidad en 2013. Tal vez esta decisión fue precipitada por las exposiciones innecesarias de Matthei en la prensa la semana pasada –el fallido punto de prensa sobre cámaras en el estadio nacional y sus impertinentes declaraciones que relativizan el golpe de Estado y las muertes “inevitables” que le siguieron–, la inhabilidad de Chahuán de inscribirse tras la aplicación de la Ley Antidíscolos por su salida de RN, o simplemente por la falta de coordinación entre las directivas partidarias.

Lo que sí resulta claro es que este episodio refleja una desorganización interna en la coalición de centroderecha que podría pasarle la cuenta frente a un oficialismo con una primaria ya consolidada y a las definidas candidaturas de Kast y Kaiser, quienes desde un principio se han desmarcado de la derecha tradicional. Sorprende que una coalición con vasta experiencia electoral incurra en este tipo de improvisaciones. Más aún cuando su principal figura es una candidata con una extensa trayectoria política. En un contexto donde el electorado demanda señales de orden y gobernabilidad, la confusión de una posible primaria, los tropiezos discursivos de Matthei y la indefinición respecto a su equipo y su estrategia proyectan una imagen opuesta.

Una primaria de Chile Vamos –bien ejecutada, con candidatos definidos desde un inicio y una campaña con despliegue territorial– habría sido una oportunidad para posicionarse como un bloque cohesionado y con un proyecto diferenciado del Partido Republicano y del PNL. Si bien Matthei continúa liderando en las encuestas –que, como siempre, deben interpretarse con cautela y nunca como predicciones– y ya comenzó a definir a su equipo y el diseño de su campaña, esto no garantiza una buena performance en primera vuelta. Y con una derecha dividida, el riesgo es evidente: que parte del electorado que hoy la apoya traslade su voto a alguna de las otras dos opciones del sector.