La reducción de la natalidad o el envejecimiento de la población no es un problema del futuro, es algo ya que viene pasando hace mucho. No digamos después que no lo vimos venir.
El INE desde enero 2024 publica cada mes su informe de estadísticas vitales, este revela una preocupante disminución interanual de los nacimientos para todos los meses de este año. Por ejemplo, en julio ocurrieron 11.443 nacimientos, 2.859 menos que el mismo mes en 2023. Es decir, hubo una disminución del 20%.
Estos resultados concuerdan con la estimación de la tasa global de fecundidad (2021) de 1,17 hijos(as) por mujer, donde todas las regiones del país están bajo 1,37 hijos(as). El caso más complejo es el de la Región Metropolitana, con 1,09. En tanto, la Región de O’Higgins tendría la tasa más alta (1,36), lejos de la tasa de reemplazo generacional que se estima en 2,1 hijos(as).
Todo esto mientras la esperanza de vida alcanza los 81,6 años, cuatro más que hace 20 años.
Estos antecedentes reafirman que nuestro país se encuentra en una etapa de envejecimiento avanzada, lo que deriva en un problema que afecta gravemente el desarrollo económico futuro del país.
Diversos estudios tratan de explicar las razones por las que las parejas no tienen hijos/as. Algunas de ellas serían: la postergación de la maternidad/paternidad por estudios o trabajo, una mala situación económica para enfrentar la crianza de un hijo(a) y la incertidumbre respecto del futuro, entre otras.
La encuesta CEP 92, por su parte, da cuenta que la mayoría de los entrevistados (58%) considera que tres hijos(as) es el ideal para una familia, distinto al 32% del año 2012. Este 58% es transversal, ya que tanto hombres como mujeres indican lo mismo y no existen diferencias significativas por grupo socioeconómico. Si el ideal de hijos(as) es 3 y tenemos 1,17, algo no está cuadrando.
Quizás, una pequeña luz para entender esta brecha entre el número ideal de hijos(as) y lo que efectivamente ocurre puede relacionarse con la pregunta sobre quién toma las decisiones con relación a cómo criar a los hijos(as). Según la encuesta CEP 92 quienes principalmente se hacen cargo de las decisiones de crianza son las mujeres (48%), lo que se acentúa en los grupos socioeconómicos más bajos y menos educados.
Si bien hemos avanzado en políticas públicas para fomentar la natalidad, como el postnatal parental, el programa de 4 a 7 y la reducción de la jornada a 40 horas, entre otras, el número de nacimientos pareciera no aumentar, porque la principal responsabilidad de la crianza sigue recayendo en las madres.
Paises desarrollados llevan décadas con tasas de reemplazo por debajo de 2,1 hijos/as por mujer. Al revisar sus experiencias lo que tendría más impacto en el aumento de la natalidad es el cuidado universal y gratuito en la primera infancia sin distinción de si el beneficio es para la madre o el padre. Por ello es de máxima relevancia que el proyecto de sala cuna universal, que hoy se encuentra sin urgencia en el Senado, siga avanzando para ser ley lo antes posible.
La reducción de la natalidad o el envejecimiento de la población no es un problema del futuro, es algo ya que viene pasando hace mucho. No digamos después que no lo vimos venir.