N° 1 agosto 2014
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Política
Sistema electoral

Un sistema electoral mixto para el presidencialismo chileno

Lucas Sierra I., Ricardo González T..

Síntesis

En razón de que pareciera que, finalmente, se va a reformar el sistema electoral binominal, este trabajo llama a que, al pensar el sistema de reemplazo, se tenga en cuenta la forma de gobierno en Chile: presidencialismo. Si tuviéramos una forma más parlamentaria, esto no sería tan importante. Pero mientras no reformemos el presidencialismo, el sistema electoral que se elija es muy importante.

El problema con el presidencialismo es que lleva consigo una “doble soberanía”: el Ejecutivo y el Congreso se generan en forma separada. El desafío es que estas dos soberanías trabajen coordinadas y que no se vuelvan una contra la otra. En esta tarea el sistema electoral es una pieza clave. ¿Cómo? Tratando de dotar al Congreso de un cierto carácter mayoritario, para reducir el riesgo de su fragmentación. Un carácter mayoritario que sea análogo al carácter mayoritario del Gobierno. De otra manera, la fragmentación del Congreso arriesga el peligro de paralizar la legislación. En un presidencialismo como el chileno, en el que el Presidente de la República tiene tanta competencia y responsabilidad legislativa, la potencial fragmentación del Congreso, y el consiguiente riesgo de parálisis legislativa, implican, a su vez, un riesgo de ingobernabilidad.

Para reemplazar el binominal por un sistema que, no teniendo los defectos del binominal, mantenga un componente mayoritario acorde con nuestro presidencialismo, este trabajo propone un sistema electoral “mixto”. Sostiene que este es un mejor sistema que el que ha propuesto el Gobierno y se discute hoy en el Congreso.

Concentrándose en la Cámara de Diputados, el trabajo propone una de 150 escaños. Cien escaños se eligen en distritos uninominales, que la propuesta define. Los 50 escaños restantes se eligen por lista nacional. En 2/3 el sistema es mayoritario por los distritos, en un 1/3 es proporcional por la lista. El voto de lista hace que este sistema tenga una mejor representatividad que el binominal vigente, lo que se aviene bien a la tradición multipartidista de la democracia chilena. Pero, al mismo tiempo, y por la vía del voto distrital, el sistema conserva un componente mayoritario que se aviene bien con su presidencialismo, componente mayoritario del que carece el proyecto del Gobierno.

El voto de lista que contempla el sistema mixto que aquí se propone, es por lista cerrada. Esto da un papel preponderante a los partidos políticos. El trabajo mira esto con buenos ojos: si bien los independientes deben tener una posibilidad, la democracia representativa es un juego que debe ser jugado, principalmente, por partidos políticos. Además, la lista cerrada es nacional, lo que incentiva a tener partidos políticos programáticos, con una perspectiva que abarque a todo el país, a toda la población.

Además de todo esto, el sistema mixto que aquí se propone genera una representación de la población en la Cámara que es mucho más homogénea que la del actual binominal, y más homogénea que la del proyecto del Gobierno. Y tiene, todavía, una ventaja adicional: esta propuesta define distritos más pequeños que los actuales, y mucho más pequeños que los del proyecto del Gobierno. Esto abarata las campañas, lo que también contribuye a generar competencia electoral.