Diario Financiero, 11 de julio de 2014
Opinión

Beyer: «Al final, las reformas serán más moderadas porque la coalición irá abandonando su mirada original»

Harald Beyer.

por Valentina Fuentes J.

 

Harald Beyer no leerá esta entrevista. No se aviene con su propio papel de personaje y cuando se ve en TV o se lee en los diarios, siente que pudo haber dicho las cosas de otro modo. “Prefiero no verme, ni cuando era ministro lo hacía”, dice riendo. Hoy, desde la dirección del CEP, sigue muy de cerca el panorama político.

-¿Cómo evalúa la apertura del gobierno, en la última semana, a introducirle cambios a sus reformas?

-No tienen otro camino. El gobierno se equivocó en el diagnóstico de lo que demandaba la ciudadanía cuando eligió a la Nueva Mayoría. Creían que pedía una refundación del camino que ha recorrido Chile. Pero la gente también valora la estabilidad y para lograr cuajar cambios y estabilidad, se requieren acuerdos. La reforma tributaria mostró ese camino.

-Así como el debate tributario parece estar avanzando exitosamente, en educación, ¿cree que se logrará aprobar la reforma?

-Se aprobarán elementos de ella. Lo que pasará al final, es que la reforma educacional que tendremos será mucho más matizada: tendrá cambios, pero también continuidad respecto de lo que tenemos hoy.

-A pesar de la disposición a los cambios que muestra el ministro Eyzaguirre, en la última semana ha desplegado una ofensiva para defender fuertemente su proyecto.
-Lo que veo es que defiende las ideas, pero ya no el proyecto. Está dispuesto a abrirse a mayores plazos, a no comprar colegios, entonces eso ya no es el proyecto, es repensar los instrumentos a la luz de los objetivos, abandonando el espíritu original. Confío en que finalmente logrará mover esto en una dirección provechosa para Chile.

-Parece más optimista que otros respecto a este gobierno…

-Un optimista a lo mejor es un pesimista mal informado, tal vez estoy mal informado (ríe). No comparto la agenda que ha desplegado el gobierno, pero creo que esa agenda irá moderándose y no porque el gobierno quiera, sino porque eso es lo que la población está demandando. Entonces, más bien soy optimista respecto a que los chilenos valoran lo que se ha hecho y quieren cambios, por supuesto, pero lejos de querer refundarlo todo. Y eso es lo que hará que la coalición vaya abandonando su mirada original.


 “Eyzaguirre no es culpable de todo”


– Ese equilibrio entre estabilidad y cambio ¿cómo se aplicaría al proyecto de educación?

-Por ejemplo, respecto del lucro, si la discusión es terminar con los que tienen ganancias excesivas como también ha planteado el senador Carlos Montes (PS), creo que toda la discusión se hace razonable. Ello significaría un cambio importante, pero también, justamente, una cierta estabilidad.

-¿Cómo evalúa la discusión que se ha dado hasta ahora y el manejo político de Eyzaguirre?

-No ha tenido el tiempo ni la tranquilidad para desplegar toda su agenda. Ha quedado trabado en la decisión equivocada. Esa fue una decisión tremendamente costosa de la que el gobierno no logra reponerse. El error inicial fue proponer en la medida número uno de los 100 primeros días, y escrita con mayúscula: “la gran reforma educacional”. Fue un error estratégico grave en la campaña y hoy están pagando las consecuencias. Creo que Eyzaguirre no es el responsable de haber definido esas prioridades, no se le puede culpar de todo.

-En su estrategia inicial, el Mineduc intentó un acercamiento a los movimientos sociales, de hecho, en su equipo instaló asesores de Educación 2020, RD y ex dirigentes estudiantiles. Pero ahora vimos que se cambió ese esquema inicial.

-El gobierno buscó una suerte de alianza con los movimientos sociales y se dio cuenta de que eso le rinde muy poco fruto, que no es una alianza rentable socialmente. Más bien los estudiantes cuestionan constantemente las iniciativas porque siguen en una ola refundacional absoluta, que en democracia son imposibles. Esta postura que han adoptado ahora de que ellos tienen que visar, es totalmente antidemocrática. La democracia no puede renunciar a sus instancias formales en aras de proyectos refundacionales, asociados a creencias de determinados grupos que no tienen suficiente representatividad en el Congreso.

-El movimiento estudiantil demandaba, precisamente, terminar con el lucro, la selección y el copago ¿Qué opina de la prioridad que el gobierno le ha dado a este proyecto?

-El proyecto no resuelve los problemas de fondo, ni siquiera el de segregación aunque pueda contribuir en el margen. El proyecto genera una tensión en el sistema y mucha confusión en la discusión. Genera una discusión innecesaria porque no ayuda a promover calidad ni equidad. No entiendo porqué se embarcaron en esta política habiendo otras cosas que tienen muchas más posibilidades de éxito. Más allá del discurso ideológico de que esto acaba con la mercantilización, que no es efectivo.

-El discurso de terminar con la lógica del mercado en educación, fue parte del argumento del gobierno para retirar los proyectos de ley que ingresaron con Piñera al Congreso. ¿Qué piensa de eso?

-Hoy no hay carrera docente y ese proyecto estaba, se podía mejorar, inscribirse en la filosofía del gobierno y avanzar en algo muy importante que hoy está postergado. Habían dos proyectos, con defectos corregibles, para asegurar calidad en educación superior. Si eso estuviese avanzando tendríamos un escenario muy superior al de hoy, estamos entrampados en si, por ejemplo, compramos colegios particulares o no.

-La compra de colegios ha sido muy cuestionada ¿Existe alguna manera de terminar con el lucro sin el gasto de comprar los colegios?

-Yo no veo cómo. Para terminar con el lucro tienen que indemnizar, entonces no sé cómo se resuelve esa discusión. Por eso es muy positivo que el ministro esté dispuesto a repensar el proyecto original.

-Se presentó ese proyecto original cumpliéndose con el compromiso de los 100 días, pero ahora ¿se estaría volviendo al comienzo casi como cuando no teníamos proyecto?

-Sí, puede ser, y me parece que eso muestra sabiduría política.


 El intento de la oposición


-¿Cómo afecta a la discusión de las reformas que no haya una oposición fuerte y coordinada?

-Es lógico que después de un fracaso electoral como el que tuvo, cueste recuperarse. Pero la experiencia tributaria demostró que la oposición puede articularse. Por eso, no dramatizaría el estado de la oposición. La combinación entre una población que demanda estabilidad y un gobierno que se da cuenta de que su diagnóstico es incorrecto, le permite a la oposición recobrar una cierta altura y organizarse en torno a proyectos como el tributario y estoy seguro de que en educación pasará lo mismo.

-En educación, la derecha se ha acercado mucho a actores sociales como los apoderados ¿Cómo ve esta seudo alianza?

-Las ideas de la centroderecha en educación, están arraigadas en la población entonces ha habido una confluencia. Sin embargo no es una confluencia ideológica o que se pueda extender a otros ámbitos. Y como en política siempre hay una suerte de oportunismo, el mundo de la centroderecha está aprovechando ese espacio, pero eso no significa que haya conquistado el sector.

-¿Cómo interpreta el papel que ha asumido la DC?

-La DC ha perdido su identidad de centro, que era muy valorada. El presidente de la DC se da cuenta de eso y ese es el rol que intenta jugar. A su vez, es un papel que amenaza Andrés Velasco, que se dio cuenta del vacío que existe ahí. Y en la medida en que la derecha se rearticule, el panorama se pone más complejo aún para la DC, que queda en una suerte de limbo, en que tendrá que definirse.

-Y ese rol de centro se le hace más difícil formando parte de la Nueva Mayoría…

-Sí. Esta coalición depende de una alianza razonable entre los sectores de izquierda y de centro izquierda, porque eso es lo que le da estabilidad. Hoy día la coalición de centroizquierda es muy amplia pero al mismo tiempo muy débil, esa es la paradoja y es tan frágil que se articula en torno a tres ideas fuerza que estaban en el programa de gobierno, que es una cosa muy rara para un proyecto político. Nunca había visto algo igual.

EL CORAZÓN DE LA REFORMA TRIBUTARIA SE DAÑÓ PARCIALMENTE

– La reforma tributaria comenzó siendo una medida popular con el slogan «los ricos pagan» ¿Por qué cayó tanto el apoyo al proyecto?
– Porque el diagnóstico de la Nueva Mayoría es incorrecto. Eso de que existe un gran malestar y que estamos a punto de una crisis institucional y que, por lo tanto, estas reformas son muy urgentes, no es así. La gente quiere cambios graduales, pero valoran tanto el cambio como la estabilidad y la dimensión de la estabilidad es lo que el gobierno no aquilató y por eso la población no se convenció con los argumentos del gobierno.

– ¿Afecta a la clase media?
– Hay menor crecimiento, crecen menos los salarios, pero no es que la reforma esté diseñada para afectar a la clase media.

– El reciente acuerdo del gobierno con la derecha, ¿afecta al «corazón de la reforma»?
– Hay un daño parcial al corazón. La renta atribuida era un tema originalmente descrito como el corazón y quedó fuera. Pero la recaudación, que era el otro elemento central, quedó relativamente resguardado.

– ¿Dónde pondría ese dinero que recaudará el proyecto tributario?
– Un poco más de US$ 4 mil millones en educación, pero también hay otras necesidades en el país.

– ¿Y cómo piensa que se debiesen distribuir esos US$4 mil millones en educación?
– US$ 2.800 millones en educación escolar; US$ 900 en educación parvularia y entre US$ 900 y US$ 800 millones en educación superior. No soy partidario de la gratuidad en educación superior.

«PIÑERA TIENE QUE AUTOCONTENERSE»

– ¿Qué le parece la constante intervención del ex presidente Sebastián Piñera en el debate interno?
– Creo que ha sido un error de su parte. Los ex presidentes tienen que mantener una distancia razonable de los temas políticos coyunturales, sin que eso signifique renunciar a tener voz. Pero esa voz tiene que plantearse con altura de miras. El ex presidente no ha sabido equilibrar bien su rol, tiene que dejar que las cosas fluyan un poco. Él genera hoy mucha resistencia en algunos sectores de la derecha, tiene que volver a ganarse la confianza y para eso tiene que actuar de otra forma.

– En ese sentido, ¿tampoco comparte las críticas que hizo esta semana en España?
– No, no corresponden. Más allá de sus opiniones, él tiene que tener autocontención, sobre todo cuando el gobierno lleva apenas 120 días.

– ¿Comparte lo que dijo de que las reformas del gobierno afectan la libertad?
– Esa afirmación es una exageración. Hay algunos aspectos en que la libertad está en cuestionamiento, sobre todo en el caso educacional, con el fin al copago y a la selección, por ejemplo, pero no es la intención del proyecto. El proyecto está mal diseñado y se tiene que corregir.