quepasa.cl, 25/8/2011
Opinión

Diálogo abierto con Giorgio Jackson

Harald Beyer.

Pese a ser el experto en materia educacional más consultado por el gobierno, el subdirector del CEP, Harald Beyer, jamás había conversado -ni siquiera se conocía- con los dos máximos líderes del movimiento estudiantil, Camila Vallejo y Giorgio Jackson. Los invitamos a debatir.

Por Juan Andrés Quezada y Josefina Ríos. Fotografía: Nicolás Abalo

Es la tarde del miércoles 24, día del paro convocado por la CUT, y los paraderos de Providencia están repletos de hombres y mujeres que salieron antes de sus trabajos. La sede del CEP también está semivacía. El subdirector, Harald Beyer, se encuentra ahí con Giorgio Jackson en uno de los salones de la casona en calle Monseñor Sótero Sanz. El presidente de la FEUC viene de la Casa Central de la UC y comenta que está cansado, pero inmediatamente comienza un extenso diálogo, que ambos incluso continuaron sin grabadoras.

Harald Beyer: En Chile las carreras son largas. En promedio duran 7 años, y en Europa entre 3 y 4 años, y luego uno empieza a especializarse. Esto genera un costo para las familias más allá del sistema de financiamiento, y tampoco logran los objetivos que se quieren. Porque se egresa de una carrera que no necesariamente te garantiza encontrar un trabajo en ese campo. En Europa y Estados Unidos se tiende a un sistema de formación general con creciente especialización, que parece un modelo que Chile debiese adoptar, pero acá las universidades están capturadas por sus facultades, las que no dejan que estos cambios se produzcan. Es un tema pertinente y me llama la atención que ustedes no lo levanten.

Giorgio Jackson: Es una discusión pendiente. Claramente, las carreras hoy son «profesionalizantes» de un área y eso se contrasta con las expectativas que tienen los estudiantes de encontrar trabajo, lo que posteriormente genera frustración. Ahí creo que no sólo las facultades han jugado en contra sino el mercado, que no ha ofrecido lo que necesita el país, sino lo que están demandando los estudiantes. Sin embargo, creo que la discusión todavía no está madura para llegar a eso. Hoy el acento está puesto en fundar los cimientos en la política institucional, financiera, administrativa y de acceso.

HB: Tú has dicho que a los egresados de varias instituciones les está yendo mal, que sus posibilidades de empleo son reducidas y sus ingresos bajos. Pero cuando uno mira la encuesta Casen, los niveles salariales promedio de los egresados siguen siendo muy altos -incluso los de institutos profesionales- comparados con el resto.

GJ: Es que cuando se enuncia que, en promedio se va a crecer, se está obviando la deserción, porque se calcula sólo con los egresados, que son unos pocos comparados a los que entran, e incluso sólo entre los que egresan también hay diferencias. Hay estudios que comparan a los mejores egresados de una carrera versus los peores , pero que tenían más redes de contacto. Los primeros ganan un 30% menos. Siguen teniendo influencia el colegio, la carrera y el origen familiar.

HB: Tienes razón, hay una correlación grande entre nivel socioeconómico y desempeño futuro en en la universidad. Pero si uno mira históricamente, eso tiene sentido con lo poco y mal que se ha invertido, sobre todo en la educación escolar.

GJ: Hoy para mí el principal problema de la educación superior, incluso más allá del financiamiento, es la nula participación del Estado en la regulación del sistema. No puedo concebir que existan 62 centros de formación técnica que no estén acreditados, y que más de la mitad de ellos ni siquiera sean reconocidos por el ministerio, y que así y todo la gente pueda ir a esas instituciones. Eso finalmente hace daño, y es una estafa.

HB: ¿Y por qué no ponen el énfasis en ello?

GJ: He tratado de ponerlo ahí y no he tenido muy buena recepción. La lógica del gobierno es que la persona, si tiene información, no va a acceder a ellos.

HB: El gobierno ha propuesto un nuevo sistema asegurando la calidad, donde estén los perfiles técnicos…

GJ: No han dejado claro que quieren cerrar esas instituciones. Otra de nuestras demandas es la creación de una red de instituciones técnicas de educación superior, y la articulación de ellas con los liceos técnicos-profesionales, que están abandonados. Pero insisto, para mí el tema de la regulación es lo principal. Ahí me pongo estatista y muy severo en términos de que no se permita la estafa. Y el segundo tema que me preocupa es el fortalecimiento de las instituciones públicas. O tenemos universidades públicas, o las vendemos, o las regalamos. Pero así como están, no son sostenibles. Con todo, creo que ningún Estado que quiera llegar al desarrollo puede prescindir de universidades estatales. Entonces, hagamos el esfuerzo de levantarlas y que se transformen en polos de desarrollo.

HB: Este elemento, aunque no bien precisado está considerado en la respuesta del gobierno. Entonces uno podría decir que son temas donde existe oportunidad de diálogo. ¿Por qué al final no se establece este diálogo?

GJ: Yo me pregunto lo mismo. Tengo claro y me hago responsable de que muchas de nuestras respuestas no han favorecido el diálogo. Pero aquí el que debe hacer el esfuerzo más grande por construir puentes de confianza es el que tiene el poder de generar las soluciones, y ése es el gobierno. Siento que lo que han hecho, no sé si por orgullo o por un principio de autoridad, fue alejar las posiciones. Sentí que era una apuesta al desgaste y ahí erraron, porque eso nos ha favorecido.

HB: ¿Tú serías partidario de un aumento importante en los aportes basales?

GJ: Sí, y no sólo para las estatales.

HB: ¿Por qué habría que darles recursos a las universidades confesionales, que son parte del Consejo de Rectores? ¿Cuál es el criterio?

GJ: Las universidades del Consejo de Rectores cumplen un rol fundamental, pero creo que esto podría también ser extensivo a otro tipo de instituciones.

HB: ¿Bajo qué criterio?

GJ: Esto no es algo generalizado de la Confech, pero hay universidades que han planteado el rol público de las instituciones. Esto, de partida, tiene que ver con que el fin de la institución sea educar, es decir, que no sea un negocio que tenga como medio educar. Aquí entra el tema de la transparencia en el uso de los recursos, el pluralismo y las libertades básicas de participación estudiantil.

HB: Luego de la regulación, ése sería un segundo eje: el fortalecimiento de la educación pública.

GJ: Fortalecimiento de lo que son las instituciones públicas, entendiendo lo público, no sólo como lo estatal, sino como aquello que puede generar un bien público.

HB: O sea, el día de mañana la Universidad Diego Portales, la Alberto Hurtado podrían estar en esa área.

GJ: Exacto. Ésa es una definición que hemos tomado los estudiantes de la Universidad Católica. Sé que en otras universidades también se ha discutido. Y el tercer eje de mi planteamiento es el financiamiento estudiantil, el cual exige regulación y control de calidad.

HB: Están bien esos tres temas, me parece que son perfectamente discutibles, y por lo mismo es raro que no se haya producido un diálogo. Pienso que el gobierno tiene la percepción de que el movimiento estudiantil no quiere llegar a acuerdo y viceversa.

GJ: La pregunta es quién tiene el poder.

HB: No, yo supongo que no es un problema de poder, es un problema de que cada uno sea…

GJ: Pero, ¿quién tiene el poder de la iniciativa? Yo puedo tirarme a la piscina, pero…

HB: El gobierno percibe que el movimiento estudiantil no quiere llegar a acuerdo…

GJ: He sido bien enfático en las reuniones con el ministro en decirle que si se tienen avances en estos temas, no tengo problemas en decir que estoy de acuerdo. Pero hasta ahora no he visto de dónde agarrar una medida y poder justificarlo, porque no creo que el gobierno haya estado a la altura.

HB: Si el gobierno avanzara en estos temas y tú dices que estás dispuesto como dirigente estudiantil a llegar a acuerdo. ¿Qué pasaría con el resto de la Confech?

GJ: La tarea es de persuasión. Estoy convencido hasta ahora que el gobierno no ha estado a la altura de los desafíos y así lo he manifestado en unanimidad con la Confech. Sin embargo, si veo cambios en la postura que el gobierno ha mantenido y que está dispuesto a abarcar estos tres temas, como lo estamos haciendo acá, voy a ser consecuente. Diría a los distintos dirigentes, en los lugares que sea, que creo que son condiciones para avanzar. No veo que tenga que seguir las órdenes de otros dirigentes. Sin embargo estoy convencido que las medidas anunciadas no responden a las demandas del movimiento estudiantil.

HB: Los rectores han planteado la necesidad de volver a clases con todo tipo de facilidades para que sigan movilizados, pero la Confech rechazó el punto.

GJ: En la medida que el gobierno no está en condiciones de ceder a nuestros planteamientos, los estudiantes analizan esta propuesta con desesperanza. Siento que en su mayoría no quieren perder el año, pero el impacto que genera bajar una movilización de tres meses sin tener algo de donde agarrarse genera una frustración y una inestabilidad emocional que pueden ser peores.

HB: Es curioso ese sentimiento, porque los expertos creen que el gobierno ha hecho muchas concesiones. Y la desesperanza es como un tono fatalista, que parece no guardar relación con el éxito que ha tenido la movilización estudiantil.

GJ: Puede ser que nosotros estemos inmersos en otro espacio de relatividad, en otro contexto, pero ante los puntos que te mencioné yo sigo pensando que no se ha avanzado.